Cuanto más estoy aquí, más sola me siento. Estoy gritando
por dentro pero nadie acude. Una víctima más del cambio. Siento cómo el calor va
desapareciendo llegando el frío, retomándome. Estoy a punto de perderlo todo
para comenzar de nuevo. Al igual que los pájaros emigran por el clima, debo de
volar hasta alcanzar un sitio que me refugie. Saber estar cuando lo requiere el
tiempo y saber partir antes que el final sea atroz. Miro una vez más a mi alrededor, dándome cuenta que estamos completamente solos en nuestra lucha. El aire es cada vez más
pesado, tanto, que no puedo aguantar más la carga que sostengo. Corro sin
rumbo, librándome de él, hasta llegar a la solitaria playa de mi provincia.
Allí, observo el mar tranquilo y la calidez de los rayos de sol. Todo parece
estar bien… ¿Pero hasta cuándo?
martes, 22 de mayo de 2012
martes, 15 de mayo de 2012
La danza del fuego
Miles
de rosas fueron lanzadas de elogio al escenario. Agotados del espectáculo, los
bailarines fueron a sus camerinos a cambiarse lo antes posible para irse a
tomar unas copas. Todos se apuntaron a disfrutar de la noche menos Nina, la más
joven con talento, acostumbrados a verla siempre negarse. Despidiéndose su último compañero, estaba amarrándose los
cordones de los zapatos, cuando un hombre apareció entrando sin llamar.
-Disculpe, señorita, llevaba tiempo
queriendo conocerla. Vi que ya se fueron todos y pensé que sería un momento
ideal para presentarme. Admiro de verdad su arte, es algo tan personal y
misterioso que me impulsa a seguir asistiendo en cada obra suya.
-Cierre la puerta si es tan amable –dijo sin
perder la vista de su tarea.
-Me pregunto si esta noche le gustaría irse
conmigo a cenar a un restaurante.
-¿Por qué dice que mi actuación crea misterio?
-Será que uno mismo no percibe sus cosas, pero hay algo en usted que lo tiene. A diferencia de los demás, que son puntos blancos, usted es el negro, no intento ofenderla con esto, sino que es especial. El aura que emana de su ser me tiene atrapado... No pretendo ser un acosador ni un pesado, pero si se siente más tranquila, me marcharé.
-Será que uno mismo no percibe sus cosas, pero hay algo en usted que lo tiene. A diferencia de los demás, que son puntos blancos, usted es el negro, no intento ofenderla con esto, sino que es especial. El aura que emana de su ser me tiene atrapado... No pretendo ser un acosador ni un pesado, pero si se siente más tranquila, me marcharé.
El hombre abrió la puerta y, antes de salir,
Nina se volvió, intrigada, para verle. No tendría más de treinta años, tenía el
cabello moreno rizado, una perilla bien fina en su rostro, ojos color chocolate
y unos perfectos labios que más de una habría disfrutado. Iba muy arreglado
para la ocasión, aunque gran parte de su ropa estaba tapada con su abrigo oscuro.
Sostenía en la mano una rosa negra con una cinta roja alrededor del tallo,
seguramente para entregársela. Una extraña fuerza se apoderó de ella y,
pensando que quizás no volvería a verle, saltó:
-¡Señor! Por favor, no se vaya.
Sin decir ni una sola palabra más, cogió sus
bailarinas y se cruzó con él en la puerta, intercambiando por unos instantes sus
miradas, continuó caminando hasta el escenario. Él la siguió, observando cómo
se quitaba los zapatos y la elegancia que tenía poniéndose las bailarinas. Acto
seguido, se hizo un recogido de pelo mientras se ponía en posición de baile.
martes, 1 de mayo de 2012
La araña
Tejiendo
la tela estoy
donde mi presa sucumbirá.
Mi trampa convertirá
una suave seda en alma mortal.
No intentes la huida,
tan solo hará que te atrapes más y más.
Y al viento te impulsa con fuerza,
la fuerza de tu propia gravedad para hacer caer.
No hay prisa por despertar,
tus sacudidas me harán vibrar.
Tu cuerpo indefenso está,
envuelto en mis hilos te pudrirás.
No intentes la huida,
tan solo hará que te atrapes más y más.
Y al viento te impulsa con fuerza,
la fuerza de tu propia gravedad para hacer caer.
Para hacer sufrir y amar tantas veces como amaneces ahí.
Para hacer vibrar como arañas en tu piel inyectándote veneno en la raíz.
donde mi presa sucumbirá.
Mi trampa convertirá
una suave seda en alma mortal.
No intentes la huida,
tan solo hará que te atrapes más y más.
Y al viento te impulsa con fuerza,
la fuerza de tu propia gravedad para hacer caer.
No hay prisa por despertar,
tus sacudidas me harán vibrar.
Tu cuerpo indefenso está,
envuelto en mis hilos te pudrirás.
No intentes la huida,
tan solo hará que te atrapes más y más.
Y al viento te impulsa con fuerza,
la fuerza de tu propia gravedad para hacer caer.
Para hacer sufrir y amar tantas veces como amaneces ahí.
Para hacer vibrar como arañas en tu piel inyectándote veneno en la raíz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)