martes, 21 de marzo de 2017

Human

Cuando hay noches frías, me desvelo sin unos brazos que me cubran encerrado en mi gran jaula de hierro. El sonido de los grillos tararea una nana de pesadillas. Amanece y unos ojos desconocidos me observan dando gritos, obligado a danzar entre vino y risas. Si lo hago bien me coronan con un ramo de flores con espinas. Si lo hago mal viene aquél señor de negro con el látigo.
El desvío en el mundo de los sueños no es ya suficiente para calmar a la bestia que guardo, alimentándola con el fruto tóxico que sólo el odio y dolor puede dar. Intento no perder el control, brotando plantas decadentes de las heridas que caen a la tierra.
De vez en cuando, hay almas puras en la función que mis ojos cansados pueden ver. Entonces inhalo, exhalo, dejando que el humano entre. 

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