sábado, 12 de noviembre de 2011

El ángel de la pena

William Wetmore Story, nacido el 12 de febrero de 1819 en Salem, Massachusets y fallecido el 7 de octubre de 1895 en Vallombroso, Italia, fue un escultor, crítico de arte, poeta y editor estadounidense. El ángel de la pena (Angel of Grief) es una escultura de 1894 realizada en Roma para el cementerio protestante de la ciudad. Su estilo es también conocido como el llanto del ángel. Conocí su obra por portadas de discos, más de uno coincidió, maravillándome e intrigándome. Mantiene una belleza oculta para mí que imagino cómo podría ser la historia de aquél ángel caído...
   Volaba por el cielo sin miedo y feliz, orgulloso de su privilegio de servir a Dios gozando de los placeres. Pero un día cambió todo lo que sentía cuando echó un vistazo abajo a la Tierra. Aquellos seres humanos le sorprendían en sus vidas cotidianas, en sus complejos temas y formas de actuar. Entonces decidió observarles más de cerca, siempre con cierto margen, para saber más de ellos. Podían estar tristes o felices en un mismo día por simples motivos que les pasase. Esto acabó por fascinarle al empatizar cada vez más con estas curiosas criaturas de la Tierra. Dios, al descubrirlo en una de sus escapadas, le avisó que no volviese a bajar allí, así como de las terribles consecuencias que tendría si pisaba alguna vez el suelo. El ángel tuvo que obedecer con gran desolación. Pasó un tiempo meditando, en busca de una respuesta a su felicidad, que ya no era volar por los cielos en el paraíso. Sabiendo que no podía engañarse en lo que deseaba, volvió a la Tierra teniendo cuidado de no ser descubierto. Allí, en pleno éxtasis, viajó por todas partes sintiendo todo mejor que nunca, pero en un descuido, los dedos de su pie tocaron la tierra haciendo que cayese. Intentó emprender el vuelo una y otra vez pero fue en vano, sus preciosas y grandes alas no le servían ya de nada. Entonces se dio cuenta que era demasiado tarde para arrepentirse, ya nunca volvería al cielo y tendría que sobrellevar el peso de su decisión para siempre. Caminó hacia una enorme piedra y allí permaneció abatido con lágrimas. Dios, compareciéndose de él, lo transformó en piedra evitando su sufrimiento, y desde entonces, las personas que pasan por el lugar, son absorbidas por esa magia del ángel de la pena.
   

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