viernes, 13 de diciembre de 2013

Preludio de invierno

Quizás hubiese sido un bonito día por la ciudad si la lluvia no hubiese caído inesperadamente. Dejó sus cosas, cancelando todos sus planes, preparó un café y cogió su máquina de escribir sin más remedio. Allí buscó la inspiración entre sus pensamientos, cualquier cosa que cruzase su mirada podía servirle como inicio: un llavero, un sombrero, una caja con fotografías… Cuando decidió que era hora de empezar, escribió la primera frase pero el ruido de la lluvia impidió su concentración. Ella se levantó y se asomó a la ventana donde pudo apreciar las vistas de la ciudad tan bella donde estaba, haciéndola más la unión de la lluvia. Sintiendo un arrebato, salió a la calle con su mochila y un paraguas negro de lunares blancos experimentando la sensación de estar viviendo ese momento. Todo era precioso con lluvia si tan sólo cambiaba el punto de vista negativo, bailando sola había descubierto una forma diferente en la que podía ser también igual de feliz, sin que el tiempo más amenazase. 
  Descansó de su paseo en un banco del parque donde sacó el cuaderno con el bolígrafo, con la mirada perdida en el cielo lluvioso. Entonces pensó en él, el brillo tan especial de sus ojos y su sonrisa. Escribió sin parar teniéndole presente, pero una y otra vez arrancaba las hojas. A veces eran cartas, donde le preguntaba qué tal le iba, cómo era de bonito ese lugar y le contaba su situación, y otras relatos cortos sobre ellos, historias de ensueño donde él seguía en ella. 
  Cansada, notó que estaba escampando y al poco rato el sol apareció, recibiendo sus rayos calurosos. Tan sólo había quedado una hoja de su cuaderno. Sonrió, y ahí escribió esta historia.

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