Aún no es el tiempo y ya está
sus manos de hielo sacándome de la tierra,
dejando mis raíces queridas,
tomando mi fruto sin jugo...
Olvidó esperar a las estaciones,
cultivarme, gozarme
cuando estuviese madura.
Fui semilla arrojada por azar de la vida.
Iba a ser el árbol más fuerte que podrías imaginar.
Los pájaros iban a dejar nidos en mis ramas
y cantarían cada alba.
Pero azota el viento,
tus palabras,
y mis hojas se desprenden
con gotas de lluvia.
Ya no tengas piedad; devora toda mi belleza,
devórame hasta la fealdad.
No habrá ya alimento alguno que saciar
y los dos sentiremos el mismo vacío.
Se te olvidó que era el cultivo del amor.
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