Cuando haya soplado
todos los dientes de león
que he ido poniendo
en tu espalda baldía
¿Qué nos quedará?
Sacar los nuestros que
igualmente
se perderán en combate
con la misma brisa del tiempo.
Suena la tormenta.
Alguien ruge.
Las sábanas se tiñen de carmesí.
Cada uno regresa a su cueva
con las cicatrices y la pérdida.
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