Nadie más había en la
playa que aquellos dos niños, que felices hacían un castillo. Las manos de él
se tocaban con las de ella sonrojándose sus mejillas, su corazón palpitaba más
deprisa. Cuando terminaron celebraron orgullosos su obra, pero el rostro de él
cambió preocupado:
-Es un
magnífico castillo pero de arena, se caerá en cuanto la marea suba. ¿De verdad
hemos mantenido tanto esfuerzo para que desaparezca?
-Pues entonces
construiremos otro. Lo haremos juntos para que sea siempre el mismo, y si
volviera a destruirlo el mar, seguiremos haciendo castillos de arena hasta que
nos temiese.
=) A veces merece la pena seguir haciendo castillos de arena una y otra vez....
ResponderEliminarA veces aceptar que no sirve de nada seguir haciendo castillos puede llevarte más allá de las boyas.
ResponderEliminar…y así fueron construyendo y aprendiendo. Aprendieron que todo puede terminar, pero que también todo puede comenzar de nuevo, descubrieron la magia de la belleza efímera. ¿Porqué empeñarse en conservar algo que debe transformarse? Una ilusión en un castillo, un castillo en la arena, arena para compartir sal entre los dos, agua para despedir el castillo, un beso para recordarlo, un recuerdo para tener otra ilusión, ¿otro castillo?
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