El olor dulce cada vez era más irresistible para mí,
deseando poder probar manjar tan exquisito. Sin darme cuenta, saboreo los
labios que me atrapan tan jugosos como imaginaba. Besos de miel que resbala su
líquido por mi garganta, adictivo de azúcar que me hacen retomarlos sin
descanso. El tiempo se detiene ante el paraíso, gozando tu miel acariciando tu
piel. Perdidos en la oscuridad de la noche, nuestros sentidos vuelven a
encontrarnos fundiéndonos con un apasionado beso. Sonreímos acabando, pero mi
gula me pide probar de todos los sabores que tienes: de chocolate, fresa,
mango…
No hay comentarios:
Publicar un comentario