martes, 25 de agosto de 2015

Luminiscencia

Aún me queda tiempo, amada mía,
para saber si esta noche nuestros fantasmas 
descansarán por siempre en paz con el luto 
del camino de las luciérnagas y el canto de los grillos.

Qué energía fue la que te originó, luz mía,
que yo ya no sé volver a ver sin cegarme.
Ni el humo del tabaco que fumo a orillas del mar
puede ya trazar la forma de tu cuerpo.

Será que ya queda poco; será que ya todo terminó.

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