Cuéntame un cuento antes de que la
humanidad pierda la inocencia.
Cuéntame un cuento antes de que el sol
vuelva a cegarnos por completo.
Olvidados en un baúl viejo, salen de la
sombra para iluminarte.
Papeles que han viajado sin descanso para
acabar en tus manos.
Volvamos una vez más a la Torre de Marfil
para soñar.
Blanca como la nieve, roja como la sangre
y negra como el ébano.
Son los tres colores que se apoderaron de la mente.
La manzana no fue precisamente mordida una
vez en la ciudad del pecado.
Una bruja ya lo anunció: a los quince años
nos punzaremos
todos con un huso de hilar y moriremos.
Entonces, la esperanza, nació débilmente:
no moriremos,
pero entraremos en un profundo sueño por
cien años.
Y el mundo durmió a las doce de la noche, sin
saber
que las estirpes condenadas a cien años de
soledad
no tendrían una segunda oportunidad sobre
la tierra.
Los castillos de papel se derrumbaron y
crearon otras formas.
Unos fueron barcos para adentrarse en el
mar,
otros fueron aviones para emprender el
vuelo.
Todos ellos viajaron con sus historias en
busca de corazones puros y
almas inquietas, guiados por la música de una flauta.
El mundo empezaba a descomponerse con la evolución, y sólo
algunos, los elegidos, pudieron
salvarlos exhaustos del viaje.
Cuéntame un cuento antes de que la
humanidad pierda la inocencia.
Cuéntame un cuento antes de que el sol
vuelva a cegarnos por completo.
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